Por Jaime Restrepo Vásquez
Se avizora una nueva escalada terrorista urbana en Colombia. Esta vez, el pretexto son las dos colombianas CAPTURADAS por Israel mientras participaban en el grotesco espectáculo de la falsa flotilla humanitaria para Gaza.
Oír a un tal Juan Villalobos, portavoz de los menesterosos e ignorantes encapuchados que han salido a las calles a vandalizar y destruir con la excusa de defender a Gaza, da grima. El sujeto, obviamente funcionario de Petro, habló de las colombianas «secuestradas» por Israel.
Para el petrista Villalobos, pervertir el lenguaje es una de las pocas herramientas que todavía les quedan a los manipuladores del marxismo cultural para vender sus osadías. Lo anterior, porque la palabra secuestro no cabe en este escenario, pues su significado implica retener indebidamente a una persona para exigir dinero o alguna contraprestación por su rescate.
Así las cosas, al hablar malintencionadamente de secuestro, los manipuladores ocultan que Israel había emitido múltiples advertencias a la Flotilla Global Sumud, instándola a cambiar de rumbo y señalando que la entrega de la ayuda humanitaria a Gaza debía realizarse a través de los canales establecidos. ¿Era mucho pedir que entregaran la ayuda por los canales oficiales? ¡Pues sí, porque esa acción no tenía réditos propagandísticos!
Además, El Ministerio de Exteriores de Israel también comunicó que los barcos se estaban aproximando a una «zona de combate activo» y que su travesía violaba un «bloqueo naval legítimo». Finalmente, la flotilla fue interceptada en una zona de exclusión marítima establecida por razones de seguridad por Israel.
¿En qué cabeza cabe que alguien es «secuestrado», cuando sabe que lo van a capturar y a deportar si se empeña en avanzar en su delirio? Entonces, es falso que las colombianas hayan sido secuestradas, como dice el petrista bruto —perdón por la redundancia— de Villalobos: fueron capturadas después de decenas de advertencias en una zona en la que Israel busca garantizar su propia seguridad y sobrevivencia.
Obviamente, la disparatada flotilla falsamente humanitaria contaba con la captura como parte del espectáculo grotesco que montaron desde hace más de un mes, pues quieren hacer propaganda para la causa terrorista de Hamas —a la que le hace coro el patético y vergonzoso Gustavo Petro— y de paso, aparentar ser líderes preocupados por la crisis humanitaria en Gaza. La siguiente escena, la de la deportación, será difundida como el «logro» de las presiones ejercidas en las calles por los «humanitarios» neonazis y no como lo que realmente es: el regreso de propagandistas violadores de la ley que, en cumplimiento de las normas, son deportados por el Estado de Israel.
Naturalmente, los fundamentalistas de mentes débiles
—esos que usan Petro y Villalobos para cumplir con sus propósitos de sembrar la
anarquía y el caos— cayeron en la celada y han salido a las calles a destruir y
protestar por la captura.
Pero cuidado, hay que oír las consignas de los manifestantes encapuchados en Colombia: han gritado sin parar «DEL RÍO AL MAR, PALESTINA VENCERÁ». Pues esa frase, cuando se entiende, está exigiendo la limpieza étnica en la tierra que hoy ocupan Israel y Palestina, para que sean los palestinos quienes controlen TODO el territorio desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.
En términos prácticos, quienes gritan rabiosamente esa frase están pidiendo el exterminio de Israel y que los judíos sean expulsados hacia el mar, es decir, están apoyando incluso el genocidio de los habitantes judíos de Israel.
Así las cosas, los petristas prohamas que salen a las calles a vociferar esa arenga son simplemente NEONAZIS liderados por Petro en el caso colombiano, pues lo que corean en las calles es lo mismo que intentó Adolfo Hitler en su momento: eliminar a los judíos.
Estamos viendo el resurgimiento de la esvástica hitleriana, esta vez en las calles de Colombia.
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