Los defensores de Petro repiten, con inusitada frecuencia, que la oposición al gobierno es el resultado de sus políticas para combatir el narcotráfico en Colombia.
Sin embargo, las cifras demuestran que en realidad, Gustavo Petro ha sido un formidable benefactor del narcotráfico colombiano. De hecho, en 2023, la ONU informó que la producción de cocaína en Colombia creció un 53 %, llegando a la fabulosa cifra de 2 664 toneladas anuales del alcaloide.
Es que en 2024, los cultivos de coca crecieron un 10 %, llegando a más de 253 000 hectáreas cultivadas. Así las cosas, hoy por hoy, Colombia es el principal punto de origen de la cocaína que ingresa a los Estados Unidos, según la DEA.
Dicen los petristas que el presidente es un contundente combatiente
contra el narcotráfico. Sin embargo, esa es una falacia que se concentra
únicamente en el número de kilos incautados y niega la posibilidad de analizar el
panorama completo del narcotráfico.
En términos reales, el porcentaje de incautación de la cocaína producida en Colombia pasó del 48 % en 2021 al 39 % en 2022 y luego, en 2023, muestra un aparatoso descenso hasta llegar al 28 % de coca incautada. Esto significa que solo tres de cada 10 toneladas producidas son incautadas por las autoridades encabezadas por Petro, mientras que en 2021, durante el gobierno Duque, se incautaba prácticamente la mitad —48 %— del alcaloide producido en Colombia.
De hecho, en 2023 Petro logró llegar a 746 toneladas
incautadas. Sin embargo, si se compara con el potencial de producción de
cocaína —2 664 toneladas— se observa que la incautación se mantiene en unos
porcentajes similares a los de la época de Duque —e incluso de los periodos
Santos— mientras
que el potencial de producción prácticamente creció 1 000
toneladas de 2022 a 2023.
Es más: un análisis de las estadísticas de cultivos de coca desde 2012 hasta 2023 muestra que los picos de siembra de coca coinciden con las coyunturas de presunta paz en Colombia. De hecho, después de la firma del acuerdo de Santos con las FARC, los cultivos ilícitos pasaron de 146 mil hectáreas a más de 171 mil.
Asimismo, el tal estallido social —la larga y violenta campaña presidencial de Petro a la Presidencia— les fue muy útil a los narcotraficantes, pues en 2020, Colombia tenía menos de 143 mil hectáreas cultivadas y un año después, en la cima del caos del petrismo, los cultivos crecieron hasta superar las 200 mil hectáreas. El incremento siguió su curso y al llegar a la Presidencia, Petro recibió 230 mil hectáreas que un año después se convirtieron en 253 mil ha cultivadas.
Lo anterior se explica en dos hechos. El primero es que durante el estallido social, las FF.AA. tuvieron que concentrar sus esfuerzos en la contención de los terroristas y abandonar territorios que rápidamente fueron copados por ejércitos narcos como el ELN y las FARC, además del Clan del Golfo. La estrategia fue contundente: diluir los recursos del Estado para que atendiera los frentes de violencia y así lograr el despeje práctico de los territorios narcos.
Por eso, los grupos narcoterroristas financiaron la campaña de Petro a la Presidencia —el estallido social— como ha quedado demostrado en varias sentencias judiciales, pues era un gana-gana: los narcos controlaban territorios y Petro hacía su sangrienta campaña en las diferentes ciudades del país.
Como una continuidad siniestra, la campaña presidencial estableció el Pacto de la Picota con los narcos y narcoterroristas, lo que se concretó en la fallida paz total. Así las cosas, la campaña de Petro y su política apaciguadora y servil con los criminales se mezclaron para llevar a Colombia a las obscenas cifras de cultivo y producción de alucinógenos.
Seamos realistas: en la lucha contra el narcotráfico Petro se ha comportado como un diligente aliado y cómplice del narcoterrorismo, suspendiendo la erradicación manual y poniendo el grito en el cielo cada vez que hablan de aspersión aérea.
Para completar, como cualquier capo del hampa, está sentado «dialogando» con los peores narcos, criminales y narcoterroristas para garantizar los apoyos violentos de cara al 2026. ¿Será que semejante panorama le permite soñar al presidente con una certificación del gobierno Trump?
Comentarios
Publicar un comentario