Por: José Obdulio Gaviria Vélez
No hay tal, como sí hubo lo contrario: la sádica “cancelación” y persecución a profesores que no se plegaban a las poses “progre”, a la ideología woke, a las doctrinas DEI.
La narrativa de víctimas y virtud en cabeza de los votantes de Biden, Harris y Sanders no resiste el escrutinio. No parece que "los rectores de universidades en EE.UU. están asustados y ceden a las presiones del gobierno, mientras que los estudiantes no se atreven a manifestarse por las detenciones". Más bien, eso describe la vida académica bajo la dictadura woke, cuando el miedo a disentir reinaba en los campus. No hay tal miedo ni éxodo; lo que hay es la alegría de haber salido de los tiempos oscuros en que hordas de "progres" perseguían con violencia a profesores liberales, silenciándolos con intimidación y censura. Es una liberación parecida a despertar de las pesadillas de la Revolución Cultural china, cuando los maoístas ultraizquierdistas aplastaban a cualquiera que pensara diferente, o a los escraches en ciertas universidades de Colombia, donde la extrema izquierda petrista acosa a quienes cuestionan su hegemonía, la exaltación del sombrero terrorista de Pizarro, la sotana violenta de Camilo Torres o el poncho asesino de Tirofijo. Esa misma izquierda es la que prohíbe la exploración de hidrocarburos y fantasea con un país sin minería, condenado al atraso. La ideología woke, lejos de liberar, sembró un clima de terror en las universidades, donde el miedo a la "cancelación" silenciaba a cualquiera que osara desafiar su dogma. Profesores disidentes fueron despedidos o marginados por no someterse a esta ortodoxia, mientras los estudiantes, adoctrinados, adoptaban posturas extremas y absurdas: rechazaban hidrocarburos, plásticos y minería con un fanatismo que ignora nuestra dependencia energética y material. Abrazaron la teoría del decrecimiento, una idea económica ridícula que condena el progreso humano. Algunos incluso predican bombardear centrales nucleares y dinamitar presas hidroeléctricas. Exageran el calentamiento global hasta el paroxismo, presentando cada lluvia como el apocalipsis, sin matices ni rigor científico. Persiguieron a judíos en los campus, romantizaron a terroristas árabes y defendieron prácticas opresivas como el velo obligatorio, negando el menosprecio cultural hacia las mujeres en ciertas comunidades musulmanas, todo bajo un velo de hipócrita tolerancia. Los woke no son campeones de la libertad; son los heraldos del miedo, la censura y la regresión. Frente a ellos, la mayoría de los republicanos y seguidores de Trump defienden el sentido común, la libertad de expresión y un progreso basado en hechos, no en ideologías divisivas como la DEI, que solo fomenta resentimiento y mediocridad. Lo que hay que celebrar es la libertad de disentir sin cadenas ideológicas.https://x.com/JOSEOBDULIO
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